La importancia de la Traducción Bíblica en el contexto de la Obra Misionera Transcultural


“La Biblia en el idioma del pueblo es el mejor misionero de todos, porque nunca se enferma, nunca toma licencia y nunca suena como un extranjero”. — Cameron Townsend

 

Si bien para muchas personas la Traducción Bíblica es un ministerio actual y factor importante en la Obra Misionera Transcultural, no podemos ignorar que para muchos la Traducción Bíblica es una tarea histórica que no es necesaria en la actualidad o, para otros, es una tarea técnica, académica, que no tiene mucho que ver con la obra misionera «espiritual», innecesaria a la hora de hacer misiones o evangelizar. Después de todo, «los no alcanzados pueden aprender algún idioma en el que la Biblia ya está traducida».

Un poco de historia

Ya en los tiempos Bíblicos, la traducción era necesaria y utilizada. Esto se puede ver en varios pasajes de La Palabra (Est. 1:21,22; Neh 8.7–8; Lc 23.38; Hch 2.5–11) donde Dios estuvo interesado en que su mensaje fuera claro a las personas de toda lengua, tribu y nación.

La Biblia fue traducida en la antigüedad desde sus idiomas originales (hebreo y arameo en el Antiguo Testamento y griego en el Nuevo Testamento) al Latín, y luego desde desde el Latín a muchos idiomas indo-europeos, como el inglés, español, alemán, etc. 

Luego, en el siglo 18, Guillermo Carey, el llamado «Padre de las Misiones Modernas» fue pionero al tener como prioridad la traducción de las Escrituras en la obra misionera transcultural. Carey, junto a su equipo, tradujeron la Biblia a Bengalí, Oriya, Marathi, Hindi, Asamés y Sánscrito, además del Nuevo Testamento a otros 209 idiomas de la India.

Primer traducción del Nuevo Testamento al Bengalí por William Carey

El movimiento de Traducción Bíblica comenzó una nueva etapa en 1917, cuando un joven norteamericano misionero en Guatemala, llamado Guillermo Cameron Townsend, tuvo un encuentro con un nativo Cachiquel, a quien intentaba ofrecer una Biblia en español, ante lo cual el nativo le dijo: «Si tu Dios es tan poderoso como tu dices, ¿por qué no habla mi idioma?».

Esta pregunta hizo que Cameron dedicara los siguientes 13 años de su vida a desarrollar el alfabeto Cachiquel, traducir la Biblia y alfabetizarlos, para que puedan leerla. A su vez, esta inquietud lo llevó a fundar dos organizaciones de Traduccion Bíblica muy importantes en la época moderna: Traductores Bíblicos Wycliffe (TBW) y SIL Internacional, dos organizaciones hermanas que se dedican al reclutamiento (TBW), capacitación y dirección en el campo de misioneros para que la Traducción de la Biblia sea su prioridad y su herramienta para evangelizar a los no alcanzados (SIL). 

Cameron Townsend con dos amigos cakchiqueles.

En Argentina, país donde ha nacido Juntos Misión, tenemos el privilegio y la bendición de tener desde el año 1999 a LETRA (Latinos en Traducción y Alfabetización) organización nacida de Wycliffe/SIL, que en compañerismo con Sociedades Bíblicas y numerosas iglesias que entienden la importancia de este ministerio, colaboran para que las personas reciban el mensaje más transformador: que Dios los ama y se identifica con ellos, su cultura, que Dios SÍ es poderoso y habla su idioma y quiere hablarles en el idioma de sus corazones. 

A pesar de estos enormes esfuerzos, aún la iglesia local se debe levantar a favor de la traducción bíblica, ya que luego de más de dos mil años de que Jesús haya enviado a todos sus seguidores a hacer discípulos a todas las etnias del mundo y enseñarles a hacer todas las cosas que Él había mandado, la Traducción Bíblica sigue siendo una obra de urgencia. Esto podemos constatar en las estadísticas que muestran que el  25% de las personas del mundo no pueden entender el mensaje de salvación a causa de serias barreras que tienen que ver con el idioma.

La necesidad actual de la Traducción Bíblica 

De 7394 lenguas vivas conocidas, incluyendo 386 lenguas de Señas:

  • solo 736 lenguas tienen la Biblia traducida
  • 1658 lenguas tienen el NT traducido
  • 1264 lenguas tienen porciones de las Escrituras traducidas.
  • Hay 1268 grupos que han sido investigados y están en lista de espera.
  • 1320 están en el proceso de traducción.
  • 1148 idiomas que ya han desaparecido o están desapareciendo, nunca tuvieron Escritura.

La tarea de la Traducción Bíblica

La tarea de Traducción Bíblica para grupos minoritarios, cuya lengua nunca fue escrita (lo cual es la mayoría de los casos) es una tarea compleja, pero maravillosa ya que le da al misionero innumerables herramientas  para  hacer discípulos entre los nativos: 

  • El misionero tiene que convivir con las personas en las aldeas, tiene que involucrarse lo más que pueda en sus actividades diarias, para poder conocer su cultura y aprender su idioma.
  • Es necesario que el misionero se involucre haciendo preguntas sobre el idioma, para poner símbolos a sus sonidos, y proveerles así un alfabeto. Al mismo tiempo, el misionero va trabajando en descubrir la gramática del idioma, su fonología, su antropología, a medida que lo va documentando. También tiene que ir desarrollando (junto con los nativos) materiales escritos para la alfabetización. 
  • El misionero va descubriendo patrones culturales, mientras se involucra activamente en la vida de la comunidad y de sus familias. Esto es muy favorable, no solo para las relaciones, sino también para descubrir patrones del idioma que servirán luego para expresar las verdades Bíblicas en ese idioma. En efecto, el misionero ya se sumerge en la cultura de las comunidades y encuentra las formas de expresarse para dar el mensaje de salvación.
  • A medida que se conoce a las personas, se forman equipos de trabajo, con el fin de «reclutar» participantes para el equipo de traductores, y para el equipo de alfabetizadores. 
  • Muchas veces se debe alfabetizar a los nativos que se reclutan para que puedan usar bien la forma escrita y puedan leer bien su idioma.
  • Se comienza a trabajar en pasajes e historias bíblicas que puedan ser traducidas de forma más rápida para que las personas ya comiencen a interactuar con las Escrituras. 

La tarea parece por momentos titánica e inalcanzable, pero por la gracia de Dios, aun con las dificultades, los accidentes, las pérdidas de miembros del equipo, la oposición que no falta, los errores que se cometen, etc. La Palabra de Dios va tomando forma en el idioma de las personas, y comienza a tocar y transformar mentes, corazones y comunidades para la Gloria de Dios.

Finalmente el «éxito» no está en el libro o en las porciones del libro que se puedan entregar a cada individuo, sino, más bien en el impacto que a través del obrar del Espíritu Santo, se pudo hacer en las personas y las comunidades, siendo cristianos (pequeños Cristos) en medio de ellos. 

Tal vez se establezcan «iglesias» en medio de ellos, tal vez no. Las iglesias que ya están en medio de ellos (si las hay) seguramente serán fortalecidas con las Escrituras traducidas y personas alfabetizadas que las puedan usar. Tal vez se levanten nuevos traductores o evangelistas para otros grupos. Pueden haber numerosos tal vez. Pero lo único cierto es que Dios nos manda diciendo: «vayan y hagan discípulos enseñándoles todas las cosas que os he mandado», y nos promete: «Yo estoy con ustedes».

Aunque hoy en día tenemos la bendición de contar con organizaciones misioneras que proporcionan entrenamiento, guía e infraestructura en el campo a los obreros, la responsabilidad última y el privilegio es de la iglesia, que prepara, envía, sostiene, y ora por los misioneros dedicados a la traducción bíblica. El Señor está llamando a las iglesias locales de Argentina a que levanten obreros dedicados a traducir las Palabras de su enseñanza, para que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor (Fil. 2:10-11). «¿Cómo predicarán si no fueren enviados?»

Alguien dijo: «Compartimos el Evangelio, en el poder del Espíritu Santo, dejando los resultados a Dios». Y yo respondo: «Amén. A ti Señor, sea toda la gloria».

 

Elvira Corbalan 
Traductora Bíblica argentina en Papúa Nueva Guinea
Artículo para Juntos Misión